Monday 18 April 2011

La gran verdad de Calamaro

Hace dos semanas tuve la hermosa oportunidad de ver a Devendra Banhart 2 veces! (a raíz de una pequeña desdicha mía!), una en Uruguay y otra en Argentina. Lo que paso, fue que debido a mi obsesión musical con el peculiar cantante norteamericano, apenas me enteré que venia a Argentina (cosa que estaba esperando con ansias) me apresure a conseguir mi entrada (tocaba en Niceto Club, que es un lugar más chico que La Trastienda acá, quizás apenas mas grande que el escenario de bandas de Lindolfo en la ciudad vieja) sólo para una o dos semanas mas tarde de conseguir mi entrada, enterarme que el muchacho venía a La Trastienda en montevideo! ¿Cuáles eran las posibilidades de que alguien tan desconocido para muchos aquí en Uruguay, tocará en la Trastienda? En fin, tenía la posibilidad de verlo dos veces y la aproveché, muy contento.

El show de Buenos Aires empezó de manera inmejorable, a la entrada una cuadernola abierta que decía "regalale un dibujo a Devendra" y crayones, silvapenes (jaja que palabra graciosa) y lapices de colores a su lado, junto a un montón de postales y marca-libros de Devendra que estaban a disposición del público (un lindo gesto del club argentino supongo).

El comienzo se hizo esperar, Pablo Malaurie (el telonero) fue una agradable sorpresa mientras aguardaba el plato principal. Y llegó con todas, éxito trás éxito, no sólo acompañado de los Groggs (su banda) sino que también de Amaranto (cantante de la banda brasilera Los Hermanos y más actualmente de la banda indie Little Joy junto a Fab Moretti, baterista de los Strokes). El público cantó en todo momento, y algunos bastantes de los que estábamos bailamos al son de la música sin inhibiciones. Devendra tuvo mucha onda pero fue una lastima que sólo tocara una hora y pocos minutos. Quede con muchas ganas de más pero no me quitaba el sueño, ya que lo vería al volver en Uruguay.

En la Trastienda mientras lo esperaba escuchando Franny Glass (me re gusta) se iba notando un estado aletargado del poco publico que había ido a ver a Banhart y sus Groggs. Hasta que comenzó a tocar y hacer chistes y reír con su banda y ahí estaba, listo para bailar como loco (lo que se podía bailar). Hasta que tocaron "Hey Mama Wolf" y ahí me percaté de la sórdida realidad, a los uruguayos nos falta mucha, pero mucha azúcar (tenías razón Calamaro, como público somos muy amargos) (a menos que sean bandas como NTVG o La Vela, o obviamente el fútbol, ahí si nos pasamos para el otro lado y bailamos con la demencia como si fuera la más linda del baile).

Muy pocos cantaban los temas, otros menos bailaban y si bien "Hey mama wolf" no es un tema bailable, al final del tema Devendra aúlla y su publico contento, lo sigue. Así sucedió en Buenos Aires. 



Vayan directamente al minuto 2:55 y verán como sucede este bello ritual, no será la gran cosa pero ese preciso momento, es feliz. Pero acá nada, mi aullido solo sirvió para hacerme sentir fuera de lugar. Lamentablemente, no me di cuenta de seguir haciéndolo y después del tema, ahí si, bailé y canté sin reparo de lo que el resto hiciera o dejase de hacer. Devendra estuvo genial en La Trastienda y pese a tener un precio elevado, creo que los pagó. Obviamente que de nada sirven las generalizaciones pero cómo recordé a Calamaro en el Pilsen rock!

Hablar del tema me corta toda la inspiración y me deja de muy mal humor (aparentemente, ya que estoy fastidioso en este momento).



En otro orden de cosas, se creó el Chuck Norris United (cuadro de fútbol 5 en el que despliego todo mi repertorio de habilidades del balón-pie) y acá les dejo el blog con la descripción de los integrantes y próximamente, las aventuras de tan glorioso equipo de fútbol.