Thursday 9 May 2013

Picking Clovers


Hace un tiempo que no dedico mi tiempo a una entrada para el blog. Pero bueno, mas vale tarde que nunca no? Mis primeros días los pasé en Donnybrook, un barrio tranquilo al sur de Dublin  (a unos 10 minutos del centro en bus) compartiendo apartamento con Ellen, una irlandesa profesional en sus 30's. Si tuviera que describirla diría que es una foodie, aficionada del vino y los viajes. Espontánea. Al poco tiempo de haber llegado a su casa, ya  convivíamos bastante bien, lo cual fue bastante bueno para mi adaptación a la vida en un país nuevo. El apartamento era re lindo. La estética de la arquitectura irlandesa tiene algo que conquista, a pesar de su constante repetición.  Las ventanas grandes, los muros de piedra, las paredes de ladrillo, las puertas de colores, la primavera floreciendo, la niebla que reniega de irse. La primer semana fue de regocijarme con las nuevas costumbres. Beber vino para el almuerzo, la cena y el postre. Probar la comida que había que probar. Ir a los restaurants que encontraba interesantes. Pedir mi primer delivery. Logre que Ellen viera Game of Thrones y esa se convirtió en nuestra rutina, re-encontrarnos a las 7-8 de la noche, decidir que íbamos a cenar, con qué vino acompañaríamos la cena y sentarnos a ver 3 episodios de GOT. Aunque aveces cambiábamos para ver una película, How i met your mother, o si era domingo la seguidilla de Brits got more talent y the voice uk (que tiene como jurados a Jessie J, Will.i.am, Tom Jones y un tal Danny, famoso de Irlanda por su banda The Script). Un par de veces fui invitado a tomar un cafe irlandés al piso de abajo, donde vivían los abuelos de Ellen. En otra ocasión me invitaron a comer cordero, el cual estaba -por cierto- muy rico. Y así me pase esos días en el apartamento de la calle Marlborough.

Pero obviamente no fue lo único que hice durante mis primeras semanas. Apenas llegue encontré la tienda que iba a ser mi perdición: Donnybrook fair. Un paraíso-deli donde encontrar vegetales y frutas de la mejor calidad, en su mayoría orgánica. Cosas importadas, carnes de primera y buenos vinos. El precio estaba quizás, por encima de la media del resto. Algo así como Tienda Inglesa, pero tenía el encanto de no ser un supermercado. Pese a saber que existía un Tesco (un Macromercado) unas cuadras mas abajo, la vista ya estaba conquistada, era imposible pasar por ahí e ignorarlo.

La noche en Dublin es linda, cosmopolita. Aunque aveces puede ser brasileña casi en exclusividad. Si bien estaba obligado a probar la Guiness, no fue mas que eso, una sola pinta desde que llegue. La encontré muy pesada como para elegirla como bebida de la noche, quizás para alguna cena, pero igual... muy pesada para mi gusto. Así que me concentre en el vino, o Jack Daniels ocasionalmente. Después de conocer el famoso Temple Bar, encontré mis dos lugares preferidos (en lo que levo de tiempo acá) que son Mezz bar y The Workmans. Mezz es una especie de BJ en sus viejos tiempos. Con un menú de música en vivo interesante y divertido (salvo en sus noches de metal) con aspecto de antro de techos bajos, paredes oscuras, billetes de todos puestos en la barra, y algún que otro sutien colgado. Parece ser el punto de encuentros de Españoles y algún que otro argentino. The Workmans es "El Living" de acá. Salvo que acá es una casona vieja. 2 pisos divididos en algo así como 6 - 7 ambientes bastante grandes (como del tamaño del Living en montevideo) y una terraza (techada) que es la trampa ideal para poder fumar dentro del local sin sufrir las inclemencias del clima (que acá suele ser bastante inclemente). La música es bastante divertida. Cuando esta tranquilo pasan Strokes, Kooks, Vampire Weekend o Blur. Cuando esta mas movida, hay momento para éxitos de los 80's y los 90's. Aveces un poco de electrónica. La combinación perfecta. Podría mencionar el hecho que ya me echaron de The Workmans porque mi estado de ebriedad había llegado a estados vomitivos. En mi defensa, había tomado junto con Ellen ya 4 botellas de vino, e íbamos por la 5ta. El reloj marcaba la 1 am. No sé si fue en mi defensa al final. Pero era divertido mencionarlo.

Sobre mis clases de inglés (la excusa para conseguir el permiso de trabajo por un año) poco tengo que decir. Aunque en el primer turno tengo un profesor cuya clase consiste (casi siempre) en leer cuentos cortos de Wilde, o Arthur Conan Doyle. O ver cortos de Hitchcock. Aveces en otra clase tengo que mirar Downtown Abby o Fawly Towers. Ambas recomendables, sobretodo la última (si es que les gusta Monthy Python)

Tengo tanto más que contar que decidí dividirlo en unos cuatro entradas. Así que me guardo un poco para más adelante.