Tuesday 13 May 2014

The kindest of fates.

Antes de empezar voy a aclarar que sigo con el teclado en inglés y si bien voy a tratar, no puedo prometer que mi ortografía sea de la mejor.

Y bueno, después de casi un año vuelvo. Quizás hasta uno de los mejores de mi vida (por eso se justifica que mi prescencia en las redes sociales haya decaído tanto). Y digo quizás porque pese a haber hecho nuevas amistades de esas que van a durar años, fue un año que pase lejos de la gente con la que crecí, y por ende voy a pensar que en mi mejor año los voy a tener a todos. Pero fue un buen año, uno que nunca me hubiese podido imaginar por allá en 1993 cuando con 6 años empacabamos las cosas en diciembre y alquilabamos nuestra casa a extraños que venían a veranear a Punta del Este. Nos acomodabamos todos en la calurosa y anticuada casa de mis abuelos, tan lejos de la playa, tan cerca del asfalto asfixiante ese de enero. Pero por mas pesimista que quiera ser; el destino siempre me ha sido amable.

Desde la última vez que escribí han pasado tantas cosas! tanta gente, tanta música, tantas ciudades! Cosas tan locas y tan increíbles!

Dublin se quedó con un lugar de mi corazón. Además de mis amigos tuve dos relaciones con mujeres increíbles. Jo, una cantante con una voz divina que estoy seguro que pronto la va a romper. Y Becca, mi compañera de viajes, una de esas minas de las que parecen haber pocas.


Luego puse por primera vez un pie en Inglaterra (y no me gustó!) Toda la vida diciendo que NY y Londres eran mis ciudades favoritas al reverendo pedo. Pero en fin, llegué a Liverpool para que Gregg un joven gales, me llevara en auto a traves de inglaterra hasta llegar a Reading, para el festival local de música. 220000 personas acamapando por 4 dias. Glorioso. Pero fue aún mejor una semana después cuando volví enfermo a Irlanda luego de 4 noches durmiendo en el piso y salimos con mis amigos hacia Electric Picnic, otro festival de musica donde acampamos durante 3 dias y tuve la suerte de ver a Robert Plant tirado en el pasto y que me vibraran los huesos con el riff de Whole Lotta love.



Luego conocí París y me enamoré de sus calles, sus tejados, sus librerias, sus quesos y sus panes. Aunque la comida y el Louvre me decepcionaron un poco. Me encantó la casa de Monet. Son gustos personales supongo. Nuevamente a Inglaterra para conocer Londres. Esa ciudad a la que nunca podría pertenecer. Ese monstruo de actividad economica donde todos parecen adictos a su trabajo. Me di cuenta de lo bello que es Punta del Este y su ritmo de invierno lento, de esos noviembres mágicos y de esos marzos de tranquilidad cuando los tuve lejos. Típico. 

Volví a Dublín a mi trabajo de cocinero en Harry's Cafe en Dun Laoghaire, a mis breaks para fumar tras el almuerzo. A vivir una vida tranquila de levantarme temprano, caminar a la estacion del tren, trabajar, volver a casa, fumar uno, pasar un buen rato con los roomies y a dormir. Me inscribí en un taller de creative writing. El profesor, David Butler resultó ser alguien bastante ameno de quien aprender y además, hizo su tesis sobre Onetti. Posta, un irlandés hizo su tesis doctoral en Latin American Studies sobre Onetti. Asi de genial e increíbles son algunas de las cosas con las que me he topado. Como resultado tuve un par de short stories que me gustaron, en algun momento se las mostraré.

Berlín y su encanto tan underground, esa nación a la que todo el mundo castiga por su pasado, pero nadie se castiga mas que ella misma. Esa que a pesar de haberse caido varias veces hoy lleva a Europa de arrastras fuera de la crisis.Y esa Berlín que da deficit economico pero genera el mas bello superavit cultural que se puedan imaginar. Esa Berlin, que sufrio como nadie la guerra fría, y que alguna vez supo ser protagonista de las pagínas mas negras de la historia; hoy es simbolo de diversidad más que ninguna otra. Cuando estuvimos allí, tuvimos la suerte de quedarnos en la casa de un pintor alemán llamado Deenesh Ghyszy, muy copado. Ahh, mi alemán probó ser de un lo suficientemente bueno como para manejarme hablando casi nada de ingles, incluso cuando perdí mi billetera en el tren y tuve que ir a reclamar y hacer la denuncia, divino.

Y me llegó el momento de volver, pero no sin antes recibir una fiesta de despedida increíble. Punta del Este al fin, y mis amigos que tanto extrañé, mi familia y en especial mi hermana pequeña, de 16. Pero no era tiempo de quedarme, asi que tras un mes y medio de vacaciones , los cuales incluyeron una siempre bienvenida visita a buenos aires para ir al Lolapallooza con mi pequeña hermana, volví a subirme a un avión con dirección al norte. Acá estoy, en este monstruo de 4.5 millones de habitantes que es Atlanta. Acá estaré por unos meses antes de que vuelva por unos meses más (6) a mi Punta del Este amado, después quién sabe. Hace 3 semanas que estoy y ya estuve diambulando antes de ensuciarme las manos. Y conocí otra de las ciudades mas lindas que he conocido; New Orleans. En mi top 3. Paris, New Orleans, Manhattan. Tan asi, en ese orden. Ir al festival de Jazz de New Orleans fue de ensueño. No encuentro las palabras para describir lo genial que es, su arquitectura, su ritmo de vida apasiguado, sus mecedoras al frente de las casas, su comida, sus putos alligator po-boys y sus cangrejos fritos, todo. Luego la ruta, ir unos dias a la playa en Florida para que a los 5 minutos de meterme al agua se me cruce un tiburoncito por al lado (de poco menos de un metro en realidad) pero tiburoncito al fin, me quedé en el agua, el se fué. Yo gané. (Para vos Barney!!!)
Mi ultima parada fue Savannah. Una de las ciudades mas viejas (y mejor conservadas del Sur de EEUU). Uno va con esos antecedentes y espera una cosa y Savannah cumple. Pero luego va mas allá; la Universidad mas grande de Savannah es la SCAD (Savannah College of Art and Design) y eso se nota en su gente, en el ambiente, en sus cafes, en su noche, en sus bicicletas viejas, en todo. 

Se que escribí con muchas faltas, y ni me preocupe en releer el texto. De nuevo les pido disculpas. Con el tiempo lo iré corrigiendo. Me vuelvo al sobre, que ya me entró el sueño. Les vuelvo a escribir en unos meses, porque ahora es hora de ensuciarse un poco las manos.